Historia

La enseñanza de la Farmacología en nuestra Facultad de Ciencias Médicas reconoce varias etapas desde la fundación de la Facultad en 1878. Su dictado se ha ido regulando conforme evolucionaba su conocimiento en las principales universidades europeas.
La inició en 1880 el profesor Luis Rossi dictando clases magistrales de Materia Médica, en que describía teóricamente materiales supuestamente activos con que los médicos pretendían tratar las enfermedades, siguiendo los lineamirntos que marcaba l´École de France, en la Sorbona de Paris.
Hacia 1886 el área se enriqueció sumando Terapéutica, materia auxiliar siempre teórica, que buscaba enseñar a los futuros médicos a recetar productos que se elaboraban en las boticas, como se llamaban las primitivas farmacias. En esta asignatura primó la influencia de las escuelas médicas británicas de Eton, Edimburgo. Glasgow y York.
En 1897 se ensayó una mezcla de Materia Médica, Terapéutica e Higiene que no prosperó.
En 1901 Tomás Garzón retornó al dictado de Materia Médica, y en 1907 Terapéutica fue separada y encargada a Ignacio Igarzábal.
Ambas materias transitaron independientemente hasta 1918, subsistiendo las influencias francesa e inglesa, con alguna presencia colateral de escuelas médicas suizas y alemanas..
En 1918 Francisco de la Torre asumió por Concurso la titularidad de esta Cátedra y hasta 1935 unificó la asignatura que impartió como materia teórica con el nombre de Materia Médica y Terapéutica.
Los futuros médicos aprendían en clase a escribir en un recetario la “medicina” que “ordenaban” preparar al boticario o farmacéutico en un pequeño laboratorio adjunto a su farmacia, en cuyo mostrador la dispensaba. Las “prácticas” imaginadas por De la Torre consistían en que el alumno escribiera en el pizarrón de clase lo que le pedía o indicaba el profesor, memorizando fórmulas magistrales para acción local o sistémica, con finalidad específica: antitusiva, antidiarreica, colagogo, demulcente, antiirritante, etc.
En esas recetas llamadas “ordenanzas médicas magistrales” el médico imponía al farmacéutico cómo debía prepararse, con cuáles ingredientes activos y excipientes, qué forma física debía tener el preparado final y en qué cantidad debía expenderse.
A menudo los componentes de esa receta se escribían en latín y las cantidades con números romanos o a veces con el nombre manuscrito de ese número, sobre todo si el medicamento pertenecia a los llamados “heroicos” por su presumible o constatada peligrosidad. Ya por entonces la ordenanza médica o receta pasó a denominarse prescripción.
Entre 1935 y 1941 la materia fue impartida como clases teóricas por profesores interinos, destacándose los Asociados o Adjuntos de Clínica Médica. Antonio Cetrángolo, Antenor Tey, y Temístocles Castellanos, que aprovecharon sus funciones en los hospitales Clinicas y San Roque para dar embriones o simulacros de trabajos prácticos referidos a prescribir medicamentos a los enfermos que eran atendidos por esos docentes. Ese viraje hacia la practicidad de la enseñanza de la materia fue particularmente importante con los dos últimos por su vinculación con las patologías agudas y las urgencias.
Completó esos interinatos Enrique Moisset d´Espanés, Adjunto de Fisiología, el primero que condujo sus alumnos a trabajos prácticos probando fármacos en animales de laboratorio, ratas, perros, cobayos, ratones, conejos y batracios.
En 1941 ingresó por concurso a la titularidad de la cátedra el pediatra Dr. Belzor Moyano Navarro, quien en 1947 renovó el nombre de la materia, que pasó a ser Farmacología y Terapéutica, manteniendo la teoricidad de su dictado hasta 1953.
Desde 1953 el nombre de la asignatura fue Farmacologia, a secas, y a las prácticas de prescripción se sumaron mostraciones “teórico-prácticas” empleando conejos, y sencillas prácticas de elaboración de medicamentos en diversas formas farmacéuticas, dirigidas por farmacéuticos.
En 1956 ese profesor se jubiló y las autoridades de la Facultad encargaron la cátedra a Aníbal Sanguinetti, Titular de Farmacología en la Escuela de Farmacia y Bioquímica, quien introdujo un programa de trabajos prácticos en animales de laboratorio, repartiendo los dictados teóricos entre todos los docentes que colaboraban en la cátedra.
El susripto ingresó a Farmacología cuando Sanguinetti era el responsable del área, quien me motivó a iniciar carrera de investigador y lograr una beca para entrenamiento farmacológico en París, cosas ambas que logré sucesivamente en 1960 y 1964, con un breve lapso en 1961, cuando profundicé mi aprendizaje con el farmacólogo brasileño Mauricio Costa e Silva en su laboratorio de Ribeirāo Preto, quien me introdujo en el área de los autacoides.
Al retornar de Francia me incorporé a la cátedra en calidad de Investigador Adjunto por concurso, siendo titular RH.Landaburu, que había participado en Estados Unidos en líneas de investigación sobre regulación de la coagulación sanguinea.
Hasta 1971 completé la carrera de adscripción e hice mi Tesis Doctoral, calificada Sobresaliente y Premio Universidad.
En 1961 asumí interinamente a titularidad de la cátedra por renuncia de mi antecesor, y de inmediato pasé a desarrollar un programa de aggiornamiento y perfeccionamiento conforme lo aprendido en mi estadía en Europa, siguiendo las tendencias en la materia, tal como eran promovidas por OMS y regían en Bélgica, Suiza, Francia, Suecia, Gran Bretaña, Holanda, Canadá y Estados Unidos.
Sintéticamente el programa consiste en:
1º–Incorporar el concepto de Ciencias Farmacológicas.
2º -Departamentalizar investigación y enseñanza de farmacología en la Facultad de Cs. Médicas
3º–Desarrollar el dictado en pregrado de la farmacología a lo largo de dos años sucesivos, destacando los tópicos generales y básicos en el primer curso y la Farrnacología Clínica en el subsiguiente.
4º–Considerar Farmacología Clínica una ciencia de base interdisciplinaria. Su incorporación al curriculum médico y a los servicios de salud fué recomendada por OMS en 1970.
En su desarrollo adquirió métodos propios que la transformaron en un modelo para estudios clínicos, que sobre rigurosas bases éticas analiza cinética, dinamia y nocividad de fármacos y medicamentos en el hombre sano o enfermo.
Sus objetivos finales consisten en mejorar eficacia y seguridad de los medicamentos, disminuir riesgos y racionalizar su empleo terapéutico, diagnóstico y preventivo.
5º–Incorporar una grilla de temarios obligatorios: Fármacocinética, Fármacodinamia, Fármacogenética, Fármacoinmunidad, Fármaconocividad, Fármacoterapia, Fármacologia legal, Ética en Farmacología, Cardiofarmacologia, Psicofarmacologia, Neurofarmacologia, Normas de investigación farmacológica, Oncofarmacologia, Infectofarmacología, etc.
6º–Incorpprar al departamento de farmacología una Maestría en Farmacología Clínica y eventualmente otras en las temáticas primordiales antes señaladas.
7º–Organizar cursos de farmacologia para graduados y para las carreras docentes que lo solicitaren.
8º–Estimular la investigación farmacológica en todos los niveles, desde ayudantes alumnos y becarios hasta profesores de cualquier jerarquÍa e invitados.
9º–Contribuir a organizar Comités de Ética en investigación.
10º–Estimular la publicación de toda la producción científica de quienes trabajan en las cátedras del departamento.
11º–Estimular intercambios de docentes e investigadores con otros centros del mundo.
12º–Sustentar la formación académica de recursos humanos y discípulos, haciendo realidad el concepto de que un maestro solo alcanza esa dignidad cuando se ha formado un discípulo que lo supere.
Prof. Dr. Carlos I. Meirovich
Profesor Consulto